Seguro que tienes una silla homologada para tu bebé en el coche. ¿Pero es segura? Homologada no quiere decir que sea la más segura.
Cada día más científicos y fisioterapeutas recomiendan las sillas a contramarcha (ACM), y las cifras parecen respaldarlos. En Noruega, en 2015 (con la ley obligando a colocar sillas contramarcha) ningún noruego menor de 4 años falleció en sus carreteras. En Suecia llevan 50 año colocando así las sillas de bebé.
La cabeza de un niño puede llegar a ser un 25% del peso corporal (6% en un adulto), y está sujeta por un cuello que no tiene todavía fuerza. En un choque frontal, con el niño colocado en el sentido de la marcha, el latigazo cervical es fácil que produzca daños o la muerte del bebé.
Porque al bebé sólo le sujeta el arnés. En contramarcha, la propia silla sujeta la cabeza, y no se produce dicho latigazo. Se reduce el impacto en un 90%.
Cristina Barroso, asesora en sistemas de retención infantil (SRI), nos da más datos:
«A lo que Barroso añade, el cuello no tiene resistencia para soportar los 300 kilos que pesa la cabeza de un niño de 3 años a 50 km/h, y se rompe nada más empezar el choque. Se produce una decapitación interna, consistente en una luxación completa de la primera vértebra cervical, que provoca la separación del cráneo y la columna vertebral.»
Campañas como niunpequemasenpeligro.com (#yoviajoseguro) están intentando concienciar a los usuarios acerca del uso de estas sillas. Ahora son más caras, y no obligatorias, pero parece que los datos y los expertos las apoyan.
Al final, por ahora, es elección del usuario. Nosotros nos limitamos a informar para que dicha decisión sea hecha con información.