¿Qué es la RESPONSABILIDAD AFECTIVA?

La RAE define responsabilidad como: capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente. Es decir, cuando somos responsables, hablamos y nos hacernos cargo de nuestros actos atendiendo a las consecuencias que estos pueden ocasionar. De la misma manera, cuando hablamos de responsabilidad afectiva, nos referimos a hacernos cargo de las relaciones que establecemos; ser conscientes de que cada vínculo que generamos y cada acto tiene unas repercusiones en el otro.
La responsabilidad afectiva se aplica a todo tipo de relaciones que se establecen entre dos o más personas (relaciones afectivo-sexuales, relaciones de amistad, relaciones familiares, relaciones laborales…). La base de cualquier vínculo son las emociones de las personas que lo integran; nosotros sentimos y el otro siente; es decir, este vínculo tiene
implicaciones para ambos.
No es necesario tener una relación “establecida” para haber creado este vínculo, incluso debajo de un “no somos nada serio” hay un vínculo y la responsabilidad afectiva habla de hacerse cargo de él. Si en este “nada serio” uno de los dos (persona A) decide que ya no siente ganas de seguir quedando ni hablando con la persona B, tiene varias
opciones:
• El tan famoso Ghosting (finalizar una relación afectiva sin avisar, “desapareciendo”). Lo que deja a la persona B con muchas dudas, sentimientos de inseguridad, rabia, frustración…
• Seguir hablando y quedando para no hacer daño a B. Lo que implica que A se encuentre anclado en una vínculo que le hace sentir incómodo, obligado… Es decir, no está respetando sus propias emociones y está anteponiendo las emociones de B a las suyas.
• Comunicarle a B que ya no siente el mismo interés en seguir conociendo o quedando con A, dando la posible explicación desde una comunicación asertiva. De esta manera se hace cargo tanto de las emociones propias como de las emociones de la otra persona.

No se trata de evitar el dolor o sufrimiento de la otra persona, sino de evitar toda la parte de sufrimiento innecesario en la otra persona y en uno mismo. Respetar, ser honesto tanto con el otro como con nosotros mismos. Desde aquí generamos relaciones basadas en la sinceridad, en el respeto y en la empatía. De esta manera, podremos dejar de estar atascados en relaciones, así como dejamos de atascar a otros. Nos relacionamos de forma consciente, desde la elección.

Ana Rodríguez Guerrero.

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