Ver la televisión, estar sentado varias horas delante del ordenador, dormir en una posición incómoda o girar el cuello de forma extrema son las causas más comunes del dolor en el cuello.
Se trata de un problema muy habitual ya que está vinculado a la realización de movimientos bruscos o incorrectos y/o con otros factores como el estrés, el peso excesivo de bolsos o mochilas, sujetadores inadecuados, etc..
El sedentarismo y el mantenimiento de una misma postura (sea con la espalda curvada o recta) durante un tiempo prolongado es la principal consecuencia del dolor de cuello.
Lo cierto es que es muy fácil hacerse con hábitos que dan lugar al dolor de cuello: encorvarse sobre el escritorio de trabajo; llevar los hombros hacia delante o escribir en el teclado del ordenador con los hombros en tensión.
Si el dolor de cuello involucra compresión de los nervios, se puede sentir entumecimiento, hormigueo, debilidad en el brazo o la mano o dificultad para moverlo.
OJO: La tensión en los músculos del cuello puede estar provocada por el estrés.
La columna cervical:
Sin duda, la columna cervical es el sistema articular más complejo del cuerpo humano.
La columna cervical posee 37 articulaciones distintas cuya función es el sostenimiento de la cabeza, así como garantizar una gran cantidad de movimientos respecto al tronco y destinados a controlar todos los órganos de los sentidos: la vista, el oído, el olfato y el gusto, así como el tacto y la propiocepción.
Independientemente de cuál sea el origen del dolor de cuello, la fisioterapia puede ser muy beneficiosa para acelerar tu recuperación, recobrar la capacidad de movimiento y volver a las actividades diarias con normalidad.
Tu fisioterapeuta puede ayudarte a dejar los malos hábitos posturales y a desarrollar nuevos para incorporar principios de ergonomía a tus actividades diarias.
Realizar ejercicios, tener una dieta equilibrada y crear hábitos posturales adecuados ayudará a evitar las molestias cervicales.