Deporte en verano

Practicar algún deporte siempre es beneficiosa para el organismo y en general para la salud. Sin embargo, en verano es imprescindible adoptar una serie de medidas y tener muy en cuenta los factores ambientales, de calor, humedad, contaminación, etc.

Cuidado con la deshidratación:

Todos podemos sufrir deshidratación y sus consecuencias. Pero la población más vulnerable en este aspecto son ancianos, niños, embarazadas y también los deportistas.

Los deportistas son los más susceptibles a sufrir deshidratación por la mayor cantidad de líquido que pierden por el sudor, y si realizamos una actividad física intensa, la pérdida es aún mayor.

En condiciones normales debemos beber entre dos y tres litros de agua al día, incluso no tengamos sed. Si vamos a practicar deporte lo ideal es que mantengamos una hidratación ajustada a nuestros requerimientos antes, durante y después del mismo, siendo preferible hacerlo en pequeños sorbos.

La alimentación:

Opte por comidas ligeras y olvide las pesadas, es mejor que los alimentos sean fácilmente digeribles.

Conviene esperar dos horas después de comer para evitar el corte de digestión.

No olvides utilizar el protector solar y adecuar la ropa, holgada, de algodón y que permita la circulación del aire.

No olvides:

Durante la práctica del deporte es importante que ante síntomas como mareo, fatiga, náuseas o calambres paremos la actividad y nos pongamos a la sombra, porque podemos llegar a sufrir un golpe de calor.

Lesiones más peligrosas del verano:

Los deportes acuáticos son los que más ocasionan lesiones en verano. La gran descarga de adrenalina nos hace olvidar que tenemos que ser precavidos sobre todo si solo lo practicamos ocasionalmente.

Running: no olvides tener un calzado apropiado, calentar y estirar correctamente. Las carreras deben ser aumentadas de manera gradual y hacer descansos entre ellas.

Fascitis plantar:  en verano suelen aumentar los casos sobre todo por el uso de chanclas y sandalias. Estos calzados hacen con que los dedos estén en constante tensión y esa sobrecarga de la fascia reduce su elasticidad, provocando rigidez y, en consecuencia, una inflamación.

Que las lesiones no pongan fin a tu verano, cuídate.

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